No soy especialmente fallero. De pequeño sí lo fui. Pero, claro, tenía pocas opciones teniendo la falla dentro de casa... y además tirar petardos es muy divertido...
Cuando uno se hace mayor le coge algo de manía a la fiesta esta. No se puede salir a la calle con tranquilidad. Los niños tienen explosivos. En tu barrio hay fiesta y jolgorio sí o sí. Se hace un poquito pesado.
A pesar de todo, tiene su cosa. Aunque me juré a mí mismo que no pisaría el centro de Valencia hasta el día 20, el otro día tuve que ir por causa de fuerza mayor, y la verdad es que fue menos horrible de lo que esperaba. Además, porqué negarlo, las fallas tienen dos cosas que sí que me gustan realmente: puedes ir a pie por el medio de la calle y todo huele la mar de bien a pólvora. Para un peatón acérrimo como yo (no sé conducir y siempre que puedo voy andando a los sitios), es una gozada poder andar por el medio de calles, avenidas o plazas que normalmente están hasta arriba de coches, pero que en estas fechas están cerradas al tráfico rodado. Y además, el aroma de la pólvora flota en el ambiente. Nada de napalm por la mañana, lo mejor es la pólvora de una mascletà recién terminada, amigos. Todo junto es lo que me lleva a creer que las fallas es lo más cerca que estaremos de la revolución social que esperaba Libertad: la gente toma las calles, hay anarquía, explosiones, los políticos arden en las hogueras...
A mi siempre me ha gustado tomarme la fiesta en su vertiente pagana, y pensar que sólo es una forma de dar la bienvenida a la primavera y todo lo bueno de la vida: el sol, las minifaldas, las terracitas, y esas cosas. Por eso, creo que la mejor imagen para ilustrar esta parrafada que os he puesto hoy es esta Talee danzando en el fuego que hice en mi libreta, también el otro día.
El año que viene, más.
A pesar de todo, tiene su cosa. Aunque me juré a mí mismo que no pisaría el centro de Valencia hasta el día 20, el otro día tuve que ir por causa de fuerza mayor, y la verdad es que fue menos horrible de lo que esperaba. Además, porqué negarlo, las fallas tienen dos cosas que sí que me gustan realmente: puedes ir a pie por el medio de la calle y todo huele la mar de bien a pólvora. Para un peatón acérrimo como yo (no sé conducir y siempre que puedo voy andando a los sitios), es una gozada poder andar por el medio de calles, avenidas o plazas que normalmente están hasta arriba de coches, pero que en estas fechas están cerradas al tráfico rodado. Y además, el aroma de la pólvora flota en el ambiente. Nada de napalm por la mañana, lo mejor es la pólvora de una mascletà recién terminada, amigos. Todo junto es lo que me lleva a creer que las fallas es lo más cerca que estaremos de la revolución social que esperaba Libertad: la gente toma las calles, hay anarquía, explosiones, los políticos arden en las hogueras...
A mi siempre me ha gustado tomarme la fiesta en su vertiente pagana, y pensar que sólo es una forma de dar la bienvenida a la primavera y todo lo bueno de la vida: el sol, las minifaldas, las terracitas, y esas cosas. Por eso, creo que la mejor imagen para ilustrar esta parrafada que os he puesto hoy es esta Talee danzando en el fuego que hice en mi libreta, también el otro día.
El año que viene, más.
4 comentarios:
Lo de caminar a las 5 o 6 de la mañana por mitad la carretera me hace sentir como un remake de Mad Max... xDDDD
Lo que odio de las Fallas es el "todo vale" que parece apoderarse de la gente. Si mañana me pongo a tocar el bombo en el metro me cae una multa que me tumba, pero, eh, estamos en Fallas, ¡todo vale!
Qué dibujo tan bonito. Eso sí que es el verdadero espíritu de las fallas: el fuego y bailar con la alegría de la primavera...
Jordi se te hecho mucho de menos en el salon de granada, es la 1º vez que voy a un salon y tu no... me dio miedo...
Espero volver a coincidir!
un abrazo
Oneyros: Sí que ha sido raro no ir a Granada. Me supo mal, pero actualmente el trabajo y esas cosas no me lo permiten... Tranquilo, seguro que nos vemos en Barcelona.
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